CANDIDATAS
Desliza y descubre
Otra vez, el camino hacia la representación política de las mujeres se parece a una cañería rota: avanzamos, conquistamos derechos, pero en el trayecto se pierden voces. Todavía no logramos una representación plena.
la Argentina recorrió un largo camino para incorporar a las mujeres a la vida política.
¡Voto femenino
conquistado!
IMPULSA LA LEY 13.100
Primeras diputadas
y senadoras
Ley de Cupo Femenino
Ley de Paridad
la paridad se diluye y las mujeres y disidencias se "fugan" en la tubería que debería conducir a la representación.
El primer cuello de botella aparece cuando miramos las provincias: todavía no hay paridad en todo el país.
Hoy, 22 provincias cuentan con ley de paridad, lo que también rige en el Congreso Nacional (tanto para la Cámara de Diputados y como para el Senado).
Pero dos provincias siguen sin garantizarla para sus elecciones locales: Tierra del Fuego AIAS y Tucumán.
donde se pierde la voz, donde no tenemos ni siquiera garantizada una igualdad formal de participación en las listas.
Las listas son paritarias por obligación legal, pero la pregunta es ¿QUIÉN VA PRIMERO?
Cuando las mujeres no encabezan, sus posibilidades de ser electas caen en picada. El efecto "cabeza de lista" las relega a puestos simbólicos, sin poder real.
MUJER
VARÓN
SIN INFO.
Gracias a la Ley de Paridad, los dos puestos de la lista mayoritaria siempre serán uno masculino y uno femenino. Es decir, la paridad está asegurada en las candidaturas de la lista mayoritaria.
MUJER
VARÓN
SIN INFO.
Pero el lugar de la lista minoritaria está definido por quien encabeza la lista.
Si esa listas son lideradas por un varón, una provincia quedará con dos senadores varones y solo una senadora mujer.
Para la Cámara de Diputados, sólo el 29% de las listas presentadas están encabezadas por mujeres.
Para el Senado, el escenario es algo peor: el 24% de las listas lleva a una candidata en el primer puesto. Incluso una provincia, Santiago del Estero, ¡no lleva ni a una!
En cuanto a las legislaturas provinciales, los datos son similares: el 25% de las listas de todo el país llevaron a mujeres encabezando. Nuevamente, encontramos que Santiago del Estero no incluyó ni una mujer en los primeros lugares, al igual que Catamarca.
Algunas mujeres encabezan... pero en listas sin ninguna posibilidadreal de ganar. Los espacios políticos las ubican al frente en distritos donde no compiten seriamente, o en alianzas testimoniales.La visibilidad sin posibilidad también es una forma de exclusión:se las muestra, pero no se las elige.
Por eso, en nuestro análisis consideramos también a las listas “competitivas”: aquellas listas que ya cuentan con representación en esa legislatura.
En la Cámara de Diputados, el porcentaje de candidatas mujeres que encabezan listas competitivas es del 27%, dos puntos porcentuales menos que los encabezamientos femeninos totales. Incluso hay 8 jurisdicciones que directamente no presentan ninguna lista competitiva encabezada por mujeres, cuestión especialmente preocupante en los casos de Catamarca, La Pampa, San Juan, Santa Cruz, Santiago del Estero y Tierra del Fuego AIAS, que solo ponen en juego entre 2 y 3 bancas.
En el Senado, si bien mirando las listas competitivas la representación femenina sube al 36%, los resultados muestran que, en virtud de quienes ingresaron por la minoría, la participación se ha estancado en 34 senadoras sobre un total de 72.
En cuanto a las legislaturas provinciales, la historia es muy similar: 27% de encabezamientos competitivos femeninos. De hecho, hay 4 provincias donde ninguna mujer encabezó listas con chances de entrar: Catamarca, Chaco, Misiones y Santiago del Estero.
No todas las reglas de juego son iguales. El modo en que se arman los distritos y se reparten las bancas puede ampliar o achicar las chances de que las mujeres entren efectivamente.
MUJER
VARÓN
Toda la población vota una misma lista y se reparten muchas bancas (ejemplo: Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires).
Con varias bancas en juego y paridad en las listas, las mujeres tienen más chances de ingresar.
MUJER
VARÓN
Una provincia se divide en partes más chicas, y cada sección elige sus representantes (ejemplo: provincia de Buenos Aires).
MUJER
VARÓN
El peor escenario. Solo se elige a una persona por sección. Como quienes encabezan suelen ser varones, casi siempre terminan electos.
Cada provincia es una sección.
Las más grandes (Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe, principalmente), ayudan a sostener la paridad.
Las provincias chicas, en cambio, tienden a masculinizar la representación.
Cada provincia elige 3 senadores y senadoras.
2 van para la mayoría y 1 para la minoría.
La clave es quién encabeza esa lista minoritaria: si es mujer, sube la representación femenina; si no, se reduce.
Ejemplo
Cuando las bancas en juego son pocas, o eligen de a una persona por sección, las mujeres quedan afuera, aunque la ley de paridad se cumpla en el papel.
Muchas mujeres no logran sortear alguno o varios de estos obstáculos y el resultado final es, entonces, desigual.
El efecto combinado de todas las fugas es este: más allá de que haya paridad en las normas, esa paridad no siempre se refleja en la representación efectiva.
Solo una de las veinticuatro jurisdicciones tiene paridad (Córdoba), mientras que Santiago del Estero y Neuquén, la superan, con 57% y 60% de mujeres respectivamente. Por su parte, las jurisdicciones con menos representantes femeninas son San Juan, con el 17%, y Chubut, La Pampa, San Luis y Tierra del Fuego, con el 20% de representantes femeninas.
El resultado es más desigual. Solo dos legislaturas alcanzan la paridad del 50%: Entre Ríos y Santa Fe. Por su parte, Formosa la supera, con el 53% de mujeres. Los senados provinciales son los más dispares: San Luis no tiene ni una senadora, mientras que Santa Fe tiene solo una (5%) y Salta dos (9%).
Los reemplazos por renuncia o fallecimiento están regulados en la Ley de Paridad nacional y en las leyes provinciales: se aplica la regla de "género por género"
En apariencia, esto parece "igualitario". Pero en realidad consolida la desigualdad existente y refuerza el status quo.
La paridad, esperamos, llegó para quedarse, pero la representación plena todavía está en fuga. Los datos lo muestran: en cada tramo del recorrido se pierden voces. En lo que respecta a la diversidad, al intentar mapear su participación, encontramos apenas señales aisladas y testimoniales.
En un país que celebró conquistas históricas en derechos, ¿cómo explicar que la cañería de la democracia siga filtrando hasta dejar afuera a las mujeres? Con Candidatas queremos mostrar tendencias, pero sobre todo abrir preguntas:
¿qué otros obstáculos informales enfrentan las mujeres?
¿qué fugas menos visibles siguen condicionando la representación?